Para el sector privado mexicano es claro que nuestro país tiene una oportunidad histórica en términos de inversión y fortalecimiento de sus cadenas de suministro, gracias a la relocalización de las operaciones comerciales (nearshoring), que a su vez se derivan de un contexto complejo en el que convergen factores como la guerra entre Rusia y Ucrania y las repercusiones que ésta tiene en diversos sectores e industrias; las crecientes tensiones entre EUA y Asia; la reactivación económica pospandemia y la elevada inflación global, entre otros.
Es por ello que, hoy más que nunca, debemos sacarle el máximo provecho a las ventajas geográficas y a los acuerdos comerciales con los que contamos, como es el caso del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), una herramienta muy valiosa que favorece el crecimiento y la competitividad de nuestro país y de la región.
Las estimaciones de los expertos pronostican que, durante el año 2023, nuestro país recibirá la cifra récord de 42,000 mdd de inversión extranjera directa, pero para que esto se concrete es indispensable que el Estado ofrezca las condiciones idóneas para el establecimiento de grandes proyectos, así como garantías a las empresas, pues la pandemia y los temas geopolíticos han generado una ola de inversiones que buscan nuevos destinos, y México es un punto indispensable, considerando su colindancia con Estados Unidos.
Por otra parte, si bien es cierto que la gran mayoría de los proyectos se están concentrando en la frontera norte de nuestro país, como sector empresarial también debemos voltear a ver otras regiones, como el sur-sureste, para detonar su potencial y generar más y mejores oportunidades de empleo, conectividad y movilidad social que, a su vez, pueden contribuir a mitigar el fenómeno migratorio, pues la inversión en infraestructura transfronteriza, ya sea en el norte o en el sur, abona no sólo al desarrollo y crecimiento de las ciudades colindantes, también representa una oportunidad para afrontar el reto de la seguridad en la zona.
Como ustedes saben, la iniciativa privada ha sido firme en su posición de que el país debe adoptar cada vez más el uso y la generación de energías limpias, no sólo para reducir costos en generación, sino para ponderar los estragos del cambio climático y proteger al medio ambiente, así que ahí también tenemos una gran ventana de oportunidad, por las características de nuestros suelos, como es el caso de Puerto Peñasco con el Plan Sonora, donde se instalará la planta de energía solar más grande de América Latina y la séptima en el mundo.
México tiene todo para convertirse en uno de los principales destinos de inversión en el mundo, y desde el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) seguiremos trabajando y construyendo alianzas que favorezcan el establecimiento y la consolidación de grandes proyectos, como la confirmación de la compañía Tesla de abrir una nueva planta en Nuevo León.
El sector privado reitera su compromiso con la reactivación económica de nuestro país y la generación de empleos, sin dejar de lado su visión de dimensión social, promoviendo el uso responsable de las tecnologías en nuestros procesos, priorizando la sustentabilidad y el desarrollo de nuestras comunidades y colaboradores, además de crear mayores sinergias con instituciones académicas para promover la capacitación, la innovación y el desarrollo.